Es un hecho que las diferentes culturas a través de los tiempos han tenido un denominador común: una división social que diferencia entre los dominadores y los dominados y se encarga de crear los respectivos símbolos para hacer patente dicha diferencia y evitar confusiones “indeseables” para los primeros.
Actualmente en la sociedad posmoderna se hace especialmente palpable la diferencia entre empleador y empleado. Existen reglas en cuanto a la vestimenta que el empleado tendrá necesariamente que obedecer. Estas pueden ser dos tipos:
a. Reglas relativas a como llevar la vestimenta.
b. Prohibiciones en cuanto a la vestimenta.
Las reglas tradicionales del vestir en el trabajo- referido al trabajo de oficina - tradicionalmente han hecho hincapié al uso de un uniforme, disposición del cabello y arreglo personal.
En hombres: Camisa manga larga, corbata, zapato lustrado, pelo corto, no barba, limpieza general.
En mujeres: Traje “sastre” o “vestido”, zapato de tacón, cabello muy bien peinado, no maquillaje escandaloso, no dar impresión de demasiada sensualidad, limpieza general.
La sociedad actual si bien conserva por mucho esta regulación ha evolucionado y adoptado otras formas de portar el así llamado “uniforme”.
Los centros comerciales se vuelven perfectas vitrinas donde especialmente a la hora de almuerzo docenas o quizá cientos de personas hacen cita en los food court revelando a través del uniforme su condición de empleados. Esto es palpable principalmente en el empleado de comercio y oficina, y también es que las costumbres aparentemente se han vuelto más “relajadas” en relación a la imagen del empleado en su lugar de trabajo.
De hecho actualmente se habla de que el trabajador refleja la imagen de la empresa. En base a esta nueva forma de ver la relación de trabajador y vestido el mundo del comercio ha ligado los colores y emblemas de la empresa al cuerpo del trabajador. Un accesorio imprescindible es el carnet “de la empresa” colgado – hombres y mujeres – del cuello a través de una cinta de tela. Esta cinta se vende hasta en los buses a un precio de $ 0.25.
En muchas empresas se ha sustituido la camisa y corbata para hombres y el traje sastre en mujeres por la camisa tipo “polo”, especialmente para quien trata directamente con el público. Así, podemos ver que los empleados de las llamadas “comerciales” (Prado, la Curacao, el Gallo más Gallo) suelen vestir con este tipo de prendas elaboradas a la medida de la empresa, es decir con el nombre y logotipo de la misma bordados.
La camisa tipo “polo” se ha popularizado desde hace aproximadamente unos 10 años e innumerables empresas han hecho de esta parte del uniforme de su personal: personal de Digicel, Banco Agrícola, Telefónica, Tigo, Claro, Prado, etc. atienden a la “clientela” vestidos de esta manera.
Esto se debe a que las nuevas tecnologías permiten realizar bordados mediante computadora en gran escala en camisas de este tipo y muchas empresas dedican su actividad a este ramo.
“nosotros tenemos la camisa sport que nos dejan usarla los viernes, los sábados nos dejan venir con la camiseta de la empresa, los demás días de la semana venimos con el otro uniforme, el de chaqueta y falda”.
Hay que mencionar además que a tenor de esto la empresa privada ha hecho de la camisa o camiseta no solo parte de un uniforme sino además un medio de proyección y propaganda. El empleado se convierte así en “anuncio ambulante”. A falta de imponer un uniforme a su empleado la empresa exige que este vista con los colores y logotipos de la empresa, colores que ha hecho suyos y que el público ha aprendido a asociarlos con dicha empresa.
Otra costumbre generalizada en nuestro medio consiste en que las camisetas, camisas y gorras suelen elaborarse en masa y regalarse a los empleados en fechas como navidad. De esta manera la “imagen” de la empresa sale del ambiente meramente laboral y pasea por todos los rincones del Gran San Salvador. Don Roberto, mecánico de una empresa constructora nos dice al respecto: “esta camiseta me la dieron en navidad la empresa, a todos los empleados nos la regalaron”. La camiseta en cuestión revelaba el nombre de la empresa donde trabaja Don Roberto, este dice también que no es obligación usarla en el lugar de trabajo.
En algunas empresas la exigencia del uniforme es vital para los fines que esta persigue, específicamente esto es en los establecimientos de comida rápida, presentes en todos los centros comerciales y que si “exigen” a sus empleados atender al público con un uniforme que en estos casos responde a los colores propios de este establecimiento, en algunas ocasiones puede incluso rayar en lo “ridículo”. Ejemplo de esto son: Mc Donalds, Burguer King, KFC, entre otros.
Es vital también el uniforme en los “vigilantes”, uniforme de carácter policial que tendría por objeto crear un sentimiento de intimidación al usuario del centro comercial o del establecimiento.
Los empleados de mantenimiento usan uniforme consistente en traje sencillo azul o gris, a este respecto hay que hacer hincapié en que en la escala laboral quien ocupa el lugar más “bajo” tendrá un uniforme con características particulares y revela intencionalmente su lugar dentro de la pirámide organizacional.
Los empleados de limpieza y las empleadas domestica usan un uniforme de características universales. Generalmente su uso se vuelve obligatorio en el lugar de trabajo. En los últimos años se ha generalizado la costumbre en familias de clase media de “uniformar” a sus empleadas, uso que es tradicional en familias de clase alta y que revela la obsesión de la sociedad actual por llevar esta cultura empresarial incluso al seno de la propia vivienda.
De todo esto se desprende que más importante que el orden, el decoro y la “seriedad” actualmente y en las empresas comerciales son dos cosas:
- La identificación que el cliente haga del empleado con la empresa. A falta de un uniforme el empleado siempre lleva un distintivo que lo ligue a su empleador: Gafetes con el nombre de la empresa, delantales del “color de la empresa” y con el nombre de la empresa, chalecos, corbatas, gorras entre otros.
- El lugar que el empleado ocupa dentro de la cadena alimenticia organizacional. El empleado debe estar consciente de su condición de subalterno y usar los símbolos que lo acrediten como tal.
Existen también prohibiciones en cuanto a la vestimenta en el lugar de trabajo, algunas son de carácter tradicional y generalmente obligatorio, algunas dependerán del capricho particular de cada empresa.
- En hombres, cabello largo: El uso del cabello corto en los hombres ha sido tradicionalmente requisito esencial en el centro de trabajo. Es un tema sensible que se acepta como natural y llega a tal punto que el pelo largo se asocia con la vagancia o inclusive con la delincuencia.
- La falta de corbata se sanciona: La corbata es prenda indispensable en las oficinas tanto públicas como privadas, aunque actualmente en algunas empresas no es de carácter obligatorio, dependerá esto también del “puesto” que el empleado desempeñe.
- Las mujeres deben vestirse “honestamente” (esta palabra se trata más a detalle en el capitulo “división sexual”). No deben mostrar en demasía el cuerpo (esto es hombros y piernas). No mostrar sensualidad. Aunque esto es relativo, dado que también es demostrado que para una mujer el mostrar “sus atributos” puede proporcionarle ventaja al momento de lograr un empleo.
- No jeans, ni camisetas, ni tenis en el lugar de trabajo: También es una regla relativa que ha tendido a relajarse con el tiempo. Sin embargo subsiste en la mayoría de lugares de trabajo. Dependerá del “puesto” que se ocupe.
- No tatuajes.
Algunas reglas tienen carácter particular e incluso rayan en lo cómico, como ejemplo hemos identificado algunas de ellas presentes únicamente en empresas especificas:
· En mujeres, los zapatos deben ser cerrados. No deben dejar ver los dedos del pie.
· En hombres camisa manga larga únicamente blanca o celeste, pero muy tenue.
· Prohibición de portar maquillaje muy escandaloso.
· Prohibición de aretes grandes.
· Obligación de llevar corte de pelo: francesa clara.
· Prohibición de I-Pods y memorias USB.
· Las mujeres deben mostrar las piernas, llevar falda corta.
Lamentablemente en el medio social circundante muchos jóvenes (trabajadores asalariados de renta baja y media) consideran esta regulación como normal, la aceptan y se conforman. Es natural que la empresa tenga sus reglas y un medio para conservar el trabajo y incluso ascender es el respeto a estas reglas. Muchos de estos jóvenes así mismo ven “raro” a los que usan otro tipo de estilo, tienden a hacer comentarios negativos al respecto y evitan “mezclarse”, se cierran a otras posibilidades y se “enorgullecen” de ser parte de la “normalidad”.
2 comments:
Porque nadie siente tanto desdén por los pobres diablos como los pobres diablos con uniforme.
La sociedad de clase (y su desprecio y su marginación) se reproduce incluso en las clases dominadas: el cajero desprecia a la trabajadora doméstica, la doméstica desprecia a la campesina, etc.
O, mejor así:
El sistema que programa la computadora que alarma al banquero que alerta al embajador que cena con el general que emplaza al presidente que intima con el ministro que amenaza al director general que humilla al gerente que grita al jefe que prepotea al empleado que desprecia al obrero que maltrata a la mujer que golpea al hijo que patea al perro
Es muy bueno el artículo, te hace pensar sobre como esta dividida la sociedad, que increíble.
Post a Comment